Un dicho reza «desayuna mucho, come más, cena poco y vivirás». Hasta hace poco, la ciencia le daba algo de razón al refranero, pero en los últimos años se han difundido investigaciones que desmienten esta creencia popular. A principios de este año, por ejemplo, un estudio australiano publicado en el British Medical Journal desterró la idea de que tomar un desayuno potente ayuda a adelgazar o que saltárselo engorda. En un experimento que duró siete semanas, los científicos comprobaron que, de media, quienes desayunaban bien pesan alrededor de medio kilo más que quienes omiten esa primera comida del día. ¿Desayunar engorda, entonces? No, pero no hay pruebas de que quienes prescinden de la primera comida del día acaben comiendo más durante el resto de la jornada por hambre. Otro estudio reciente, hecho en la Universidad de Surrey (Reino Unido), sugieren que es mejor no desayunar muy temprano. Según este trabajo, retrasar 90 minutos esta comida y adelantar hora y media la cena ayuda a perder grasa corporal y disminuye el riesgo de padecer diabetes y cardiopatías.
Así que, ya sabéis un buen desayuno para empezar con energía.
Carolina Mulero y Martina Barrado.
Periodistas escolares.