Con una de las mordidas mas potentes del mundo animal-alrededor de 150 kilos por centímetro cuadrado-,uno se esperaría que los caimanes fueran unos comilones, pero nada más lejos de la realidad. Equipados con sensores cutáneos capaces de detectar la más mínima vibración en la superficie del agua, se dedican, sobre todo, a esperar. Pueden mantenerse quietos durante horas, al acecho, hasta que algo interesante cae literalmente en sus fauces. Eso sí, cuando detectan presas, se mueven a una velocidad inconcebible; son capaces de impulsarse hasta metro y medio desde su posición para apresar algún pájaro incauto que se haya posado cerca de la orilla. Luego, arrastran a su víctima a las profundidades para ahogarla; A continuación, vuelven a emerger para engullirla por entero. Poseen un estómago a prueba de bomba y pueden digerir picos de aves, huesos y hasta caparazones de tortuga. Como son animales de sangre fría, no comen muy a menudo; en la naturaleza, no suelen cazar más de una vez a la semana.
María Martín y Sofía Castro.
Periodistas escolares.